¿Es dominicano? ¿Es cubano? Pregunta extraña al tratarse de Eleomar Puente, cubano de pura cepa, oriundo de Santiago de Cuba. Sin embargo, su obra ha calado tan bien en Santo Domingo, que le han adoptado y que, en el ultimo Salón de Dibujo, le ubicaron entre los dominicanos, a la gran sorpresa del propio artista! Pintor muy joven aun, tiene ya una obra sólida, no solamente en términos de coherencia creativa, sino de la impresión que comunican sus estructuras, composiciones y morfologías.
Eleomar Puente permanece fiel a su mundo a la vez extraño y conocido, de personajes y artefactos, a la representación de identidades individuales y colectivas. La calificación de real-fantástica nunca ha convenido mejor a su obra. Ahora bien podríamos decir que “recicla” su figuración, agregando nuevas fabulas anteriores.
Insistimos en referirnos a fabulas visuales. Hace vivir sobre tela o el papel sus criaturas, dando la ilusión de una realidad insólita, colindando con la caricatura. Sabe escoger los detalles pintorescos, la silueta, las facciones, los atuendos, que evocaran con agudeza al “pajarraco”, morador casi inevitable de sus ambientes. Funde el animal sicológicamente con el hombre, y también en el aspecto físico, (pro) creando especies mutantes…
Un verdadero genio satírico caracteriza a esos seres, que podemos leer de varias maneras, como entidades extrañas, como metáforas, como alegorías. El tiempo, el espacio, la naturaleza y valores mas comprometidos con los derechos humanos comparten el protagonismo entre signos y símbolos, agresivos, agresores o agredidos. La razón del más fuerte domina, ¿pero quien finalmente detendrá la fuerza? Eleomar tiene su respuesta, que puede ser distinta de la nuestra… Y eso constituye uno de los múltiples atractivos de la obra, de esta colección en particular: la riqueza de la lectura.
El artista posee una gran fidelidad estilística, que le vuelve inconfundible.
Simultáneamente, cambios se operan. El medio ambiente de esas fabulas, rebosantes de energía densa y comprimida… entre picos y bozales, se torna mas duro, urbano e industrial. Hoy la caja de Pandora deja escapar una maquinaria surrealista… los platillos o botes voladores- según queramos verlos- se acompañan de naves bárbaras e ignotas…
Una nueva forma de esclavitud aparece, apresando a los humanos o más bien sus miembros, ya que sus cerebros han sido aniquilados o reducidos a la ineficiencia. En uno de los cuadros más impactantes, una especie de gusano gigante y metálico, movido por piernas veloces, estremece la sensibilidad del contemplador. En un segundo plano, conceptualmente tan importante como el primero, se despliega un fondo de rascacielos recordando las catedrales medievales y las arquitecturas imposibles de Eischer.
La barbarie y la brutalidad primitiva se mezclan con la sofisticación exquisita y la maquina… Hablar de tecnología sería adelantándonos tal vez a una próxima secuencia fabulescas de Eleomar Puente. Curiosamente, nos sentimos inmersos en una suerte de tenebrosa “Ciudad Gótica” de la pintura, sus tinieblas, sus monumentos inefables, donde tampoco faltan los personajes siniestros y fauna similar… El barroquismo es rey.
El dibujo se lleva a un grado de perfección, preciso, seguro, virtuoso en el realismo cono en lo grotesco y contorsionado. Las sugerencias textuales son mas “ilusionistas” que nunca. En cuanto al cromatismo, consideramos difícil encontrar a un pintor que maneje mejor las tonalidades oscuras, la gama de grises hasta el negro profundo. Paradójicamente, una luminosidad sigilosa mana de esas atmósferas crepusculares y nocturnales. Observamos un dominio clásico de la luz y del claroscuro.
Por estilo, ejecución, tratamiento pictórico en general, que revelan el conocimiento de escuelas y movimientos, no hay quien se ajuste mejor al post-modernismo dentro de la expresión plástica, que Eleomar Puente.